WASHINGTON, D.C. (29 oct. 2018) – Puede que la Cortina de Hierro que un día dividió Europa haya desaparecido hace tiempo, pero el continente, hoy en día, está dividido por marcadas diferencias en las actitudes de la población hacia la religión, las minorías y problemas sociales como el matrimonio entre personas del mismo sexo y el aborto legal. En comparación con los europeos occidentales, pocas personas de Europa Central y del Este acogerían con agrado a musulmanes o judíos en sus familias o barrios, ampliarían el derecho al matrimonio a parejas gays o lesbianas o modificarían la definición de identidad nacional para incluir a personas nacidas fuera de su país.

Estas diferencias surgen de una serie de encuestas realizadas por Pew Research Center entre el 2015 y 2017 entre cerca de 56.000 adultos (mayores de 18 años) en 34 países de Europa Occidental, Central y del Este. El continente sigue dividido más de una década después de que la Unión Europea comenzase a expandir sus raíces para incluir a países de Europa Central como Polonia, Hungría y los estados bálticos de Estonia, Letonia y Lituania, entre otros.

La división continental en actitudes y valores puede ser extrema en algunos casos. En casi todos los países encuestados de Europa Central y del Este, menos de la mitad de los adultos afirman que estarían dispuestos a aceptar musulmanes en su familia; en casi todos los países encuestados de Europa Occidental, más de la mitad afirman que aceptarían un musulmán en su familia, por ejemplo. Una división similar surge entre Europa Central y del Este, y Europa Occidental con respecto a la aceptación de judíos en sus familias.

Las actitudes hacia las minorías religiosas en Europa van mano a mano con concepciones distintas de la identidad nacional. Cuando estaban bajo la influencia de la Unión Soviética, muchos países de Europa Central y del Este mantenían la religión fuera de la esfera pública. Sin embargo, hoy en día, para la mayoría de la gente que vive en el antiguo Bloque del Este (ya sean católicos o protestantes) es un componente importante de su identidad nacional.

En cambio, en Europa Occidental la mayoría de la gente no siente que la religión es una parte importante de su identidad nacional. En Francia y el Reino Unido, por ejemplo, muchos afirman que no es importante ser cristiano para ser verdaderamente francés o británico.

Desde luego, no todos los países en Europa encajan claramente en este patrón. La República Checa, por ejemplo, fue parte del Bloque del Este y sigue siendo un país muy laico. Hoy en día, pocos checos opinan que la cristiandad es clave para su identidad nacional. Aún así, la mayoría de los checos dicen que no estarían dispuestos a aceptar musulmanes en sus familias, y solo la mitad, aproximadamente, estarían dispuestos a aceptar judíos. Del mismo modo, en los estados bálticos de Letonia y Estonia, la gran mayoría de la gente afirma que ser cristiano (específicamente luterano) no es importante para su identidad nacional. Sin embargo, son relativamente pocos los que expresan su disposición a aceptar musulmanes como miembros de su familia o vecinos.

Un patrón general entre el este y el oeste es también evidente con respecto a por lo menos otra medida mas de nacionalismo: el chovinismo cultural. Las encuestas preguntaban a los participantes en el continente si estaban de acuerdo con el enunciado: «La gente de nuestro país no es perfecta, pero nuestra cultura es superior a las demás». A pesar de que hay excepciones, en general, los europeos del centro y del este se inclinan más a afirmar que su cultura es superior. De hecho, los ocho países donde esta actitud es más frecuente están todos geográficamente al este: Grecia, Georgia, Armenia, Bulgaria, Rusia, Bosnia, Rumanía y Serbia.

Tomadas en conjunto estas y otras preguntas sobre identidad nacional, minorías religiosas y superioridad cultural, parecen indicar una división europea, con altos niveles de nacionalismo religioso en el este y una mayor apertura hacia el multiculturalismo en el oeste. Otras preguntas de la encuesta señalan otra «brecha de valores» entre el este y el oeste con respecto a temas sociales clave, como el matrimonio entre personas del mismo sexo y el aborto legal.

En todos los países de Europa Occidental la mayoría está a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo, y casi todos estos países lo han legalizado. La opinión pública es muy diferente en Europa Central y del Este, donde la mayoría en casi todos los países encuestados se opone a permitir que gays y lesbianas se casen legalmente. Ninguno de los países encuestados de Europa Central y del Este permite matrimonios entre personas del mismo sexo.

En algunos casos, estos puntos de vista son casi universales. Por ejemplo, nueve de cada diez rusos se oponen al matrimonio legal entre personas del mismo sexo, mientras que mayorías igualmente sesgadas en los Países Bajos, Dinamarca y Suecia están a favor de permitir que las parejas gays y lesbianas puedan casarse legalmente.

A pesar de que, generalmente, el aborto es legal tanto en Europa Central y del Este como en Europa Occidental, también existen diferencias regionales en los puntos de vista sobre este tema.  En cada nación encuestada de Europa Occidental (incluidos países predominantemente católicos como Irlanda, Italia y Portugal), seis de cada diez adultos o más, afirman que el aborto debería ser legal en todos o en la mayoría de los casos.

En Cambio en el Este, los puntos de vista son más variados. Con certeza, hay algunos países de Europa Central y del Este, como la República Checa, Estonia y Bulgaria, que apoyan de forma mayoritaria el aborto legal. Pero en algunos otros, incluyendo Polonia, Rusia y Ucrania, la balanza de opiniones de los encuestados se inclina hacia el otro lado, son más propensos a afirmar que el aborto debería ser en su mayoría o totalmente ilegal.

Los resultados de la encuesta sugieren que la división regional de Europa sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo podría persistir en el futuro: En la mayor parte de Europa Central y del Este, los adultos jóvenes se oponen a legalizar el matrimonio gay por márgenes algo más ajustados que los de sus mayores.

Por ejemplo, el 61 % de los jóvenes estonios (entre los 18 y 34 años) se oponen al matrimonio gay legal en su país, en comparación con el 75 % de los mayores de 35 años. Asi, los jóvenes adultos estonios son seis veces más propensos a oponerse al matrimonio entre personas del mismo sexo que los adultos mayores en Dinamarca (10 %). Este patrón mantiene en toda la zona; los adultos jóvenes en casi todos los países de Europa Central y del Este son mucho más conservadores en este tema si los comparamos con europeos occidentales tanto jóvenes como mayores.

En lo que respecta a la opinión sobre musulmanes y judíos, en la mayoría de los países de Europa Central y del Este los adultos jóvenes no son más tolerantes que sus mayores.

Por lo tanto, esta generación joven de Europa Central y del Este es mucho menos propensa que sus homólogos de Europa Occidental a expresar voluntad de aceptar musulmanes o judíos en sus familias. Por ejemplo, el 36 % de los adultos polacos menores de 35 años afirman que estarían dispuestos a aceptar musulmanes en sus familias, opinión muy alejada de los dos tercios de los adultos jóvenes franceses que afirman que estarían dispuestos a tener musulmanes en sus familias.

Estos son algunos de los resultados de las encuestas de Pew Research Center realizadas en Europa Central y del Este en 2015-2016 y en Europa Occidental en 2017. El centro ha publicado previamente importantes informes sobre ambos grupos de encuestas: «Religious Belief and National Belonging in Central and Eastern Europe» y «Being Christian in Western Europe». Se hicieron muchas de las mismas preguntas en ambas zonas, lo que permite las comparaciones en este informe.

Este resumen de hallazgos fue traducido al español del inglés.